El pasado domingo día 28 de Octubre tuvimos a bien “sobrevolar” las aguas de nuestro Geníl que venían crecídas por las últimas nevadas en la Sierra y que generosamente vomitaba sobre la vega granadína.
En una preciosa mañana otoñal, nos poníamos en marcha treinta Scouts entre pequeños y mayores comandados por nuestro presidente Fermín Roldán que hizo las labores de guía de forma impecable y eficaz.
El trazado era de corte periurbano, ya que recorría la margen izquierda del río en el paseo llamado “del colesterol” en dirección de la celebérrima fuente de la Bicha, otro paraje de singular belleza y hoy mancillado por el exceso de gente de todo pelaje que la frecuenta. Sería deseable que las autoridades pusieran en valor este sitio que sufre un gran deterioro por su uso irracional y desmedído.
Pocos metros después de este paraje comenzamos a remontar una empinada cuesta que a más de uno nos hizo acelerar el rítmo cardíaco y que tuvo justa recompensa al culminar la subída zigzagueante.
El premio eran unas vístas espectaculares del fértil valle del genil que, observadas de esta guísa parecieran las contempladas por una rapáz en busca de su presa.
En este balcón inmejorable nos reagrupamos para tomar algún fruto seco y fotografiarnos en grupo.
Ahora el sendero se hacía más tendído para satisfacción de propios y extraños, a nuestra izquierda unos cortados verticales que harían ruborizar a más de un amante de la verticalidad.
Este lugar tiene una magia especial con el color rojo intenso de su arcílla que delata el carácter fértil de estas austeras colínas con vístas a las auríferas minas de la margén Este del río, testigos mudos de su antíguo esplendor y convertídos en un sendero más por el que deambular en el canal de los franceses.
Ahora tocaba bajar buscando nuestro destíno que era volver al punto de salída , no sin antes atravesar los viñedos donde se elaboran los famosos caldos de la huerta hueteña.
El inefable JM nos condujo por el pueblo, bien conocído por él mostrándonos lo mejor de sus callejuelas, recalándo en la carretera que nos devolvería tres horas más tarde y unos doce kms después al sitio donde teníamos los coches.
La traca final nos la tenían reservada Angelítas y Manolo que cedieron su casa a la hidalguía de los caminantes no siendo muy conscientes (creo yo) de lo que ello suponía……..
Nos prepararon un copioso almuerzo que nos supo a gloria a pesar de que éramos el ciento y la madre.
No con pocas palabras podrémos expresar el agradecimiento de los asociados para con este entrañable matrimonio que siempre lo dan todo y que siempre están ahí colaborando con todo y con más.
En fín un magnífico día, y lo mejor, muchos kilates en calidad humana.
Un saludo Scout.
Halcón Taciturno