Artículo publicado en AISG Huelva
Bueeeno…. A raíz de este artículo hay algunos malos responsables (y también malos guías de patrulla) que se aprovechan de los scouts más novatos. Ciertamente en el Escultismo uno aprende a ser disciplinado, en parte, cumpliendo las órdenes que uno recibe. Pero por supuesto que hay “órdenes” y “órdenes”.
No creo que B-P haya pretendido hacer de los Scouts unos soldaditos sin cerebro que cumplan así nomás lo que se les ordene. (Claro que sí, el criterio para discernir lo bueno de lo malo se va formando con la madurez, y por eso es que desde chicos recibimos orden tras orden, hasta que nos llega el momento de dar las órdenes). Creo que un buen responsable sabrá dar buenas instrucciones a sus chicos y chicas, teniendo en cuenta las limitaciones de ellos, y también las propias!
Contaba un responsable que su responsable le explicó que pensara bien en el tiempo que exigía a los chicos para cumplir determinada tarea, para lo cual debía tener en cuenta el tiempo que al mismo responsable– con toda su experiencia – le costaría.
Uno debe ser exigente para tratar de buscar mejores resultados, sí. Pero uno no puede exigir mucho más allá de lo que pueden rendir los demás. Hay que ir planteándose pequeñas metas, como lo hacen los deportistas, que poco a poco irán tratando de mejorar sus marcas, conforme a sus avances.
Además uno no puede exigir a los demás, si uno mismo no da el ejemplo. ¡Cuántas veces hemos visto a jefes ociosos, prácticamente haciendo nada, mientras que los chicos se dedicaban a alistar el campo! Quizá le obedezcan al comienzo, pero es casi seguro que se le subleven más adelante, o peor, que se retiren del grupo, cansados de un jefe “patán”.
También hay Guías de Patrulla que se aprovechan de los recién llegados. Les obligan a hacer las peores tareas, a veces so pretexto de que a ellos les tocó hacer lo mismo en su momento (se parece a lo que ocurre en el ejército, cuando los novatos son objeto de burla de los antiguos). Y la respuesta es siempre la misma: “Hazlo porque yo soy tu Guía y el Scout es Obediente”. ¡Qué gracioso!
Para ganarnos el respeto de los chicos y hacernos obedecer, no es necesario gritonearles, o amenazarlos con los puntos. Es más importante comenzar dando el ejemplo, estar a su lado enseñándoles cómo hacer las cosas, y luego supervisando cómo las hacen. Ojo! No se trata de ser paternalistas y terminar haciéndolo todo nosotros, porque ahí nos vamos al otro extremo, y tampoco es la idea que quería B-P de nuestros jóvenes.
Cuando tengamos que dar órdenes, seamos claros, y por supuesto, que sean órdenes con sentido. Si los chicos no entienden por qué hay que hacer las cosas, no vale la respuesta “porque yo lo digo” o “porque soy tu jefe”. No podemos asumir que ellos entiendan al 100% nuestro pensamiento, así que tomémonos el tiempo para explicarles qué es lo que queremos hacer, de manera que ellos también se comprometan con el proyecto o la tarea. De esta manera evitaremos las frases “eso cansa…” y las cosas hechas a medias.
Y bueno. ¿Qué pasa si a uno no le toca dar órdenes, sino recibirlas? Obedecerlas, por supuesto, en tanto tengan sentido. (Dice el 11º artículo que el Scout no es tonto, no?). Y si aparentemente las órdenes no tuvieran sentido, tratar de conversar con el jefe para que explique el objetivo de tales órdenes, y así comprender y cumplirlas mejor.